Existen unos riesgos inherentes a las cirugías grandes como esta. Dentro de ellos se incluyen: sangrado excesivo, infección, lesión vascular o nerviosa, necesidad de UCI o transfusión.
Un riesgo específico del procedimiento incluye la lesión de la vía urinaria. Al remover los ovarios se genera menopausia, disminución del deseo sexual, resequedad vaginal y aumento del riesgo cardiovascular.
Cuando la cirugía se realiza como tratamiento de la miomatosis uterina, es posible respetar (no extraer) los ovarios.