Al contrario, es el aire frió y seco como el de los aires acondicionados o invierno el que favorece el contagio de la influenza siendo ideal para el virus y su estabilidad una temperatura de 5ºC y 20 por ciento de humedad. Se considera que a partir de 80 por ciento de humedad el contagio es difícil y esto se explica con que a mayor humedad las partículas de contagio expulsadas por estornudo absorben más agua del ambiente precipitándose al suelo y evitan su aspiración por parte de otra persona.